"Puedes acabar con tu vida sin matarte”, le susurra el médico. Cahit, 40 años, temporalmente recluido en una clínica psiquiátrica después de un intento de suicidio, entiende la críptica frase: debe volver a empezar. Pero su alma atormentada le obliga a ahogar su dolor en el alcohol y las drogas. Sibel, bonita, joven y turco-alemana (como Cahit), disfruta demasiado de la vida para ser una musulmana decente. Desesperada por escapar de la cárcel de su devota y conservadora familia, finge suicidarse. Pero no consigue la libertad, sino la deshonra. Sólo el matrimonio puede salvarla. Ruega a Cahit que se case con ella. Él acepta muy a pesar suyo. Quizá porque quiere salvarla o quizá porque quiere hacer algo por una vez en su vida. Comparten el piso y poco más. Ella disfruta de la libertad. Él ve esporádicamente a una medio novia. Pero el amor entra en su vida de puntillas. A medida que se enamora de Sibel, descubre la alegría, reúne fuerzas para seguir adelante.
viernes, 21 de septiembre de 2007
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